Ponerles precio a tus platillos no debería ser un juego de adivinanzas. Si cobras muy poco, trabajas mucho y ganas poco. Si cobras demasiado, espantas a los clientes. Entonces, ¿cómo encontrar el punto justo? La clave está en conocer tus costos y tener un margen que te permita ser rentable. En el mundo de la gastronomía, se recomienda que el costo de los ingredientes no supere el 28 % del precio final del platillo. Esto te deja espacio para cubrir otros gastos (como sueldos, renta, servicios) y aún obtener una ganancia.

Paso a paso para calcular bien tus precios:

1. Suma el costo de todos los ingredientes

Haz el cálculo por porción. No olvides incluir todo: aceite, especias, guarniciones, etc.

Ejemplo:

Pollo: $30

Acompañamientos: $10

Condimentos y extras: $5

Costo total: $45

2. Aplica la fórmula para fijar el precio de venta

Para que ese platillo represente solo el 28 % del precio final:

Precio de venta = Costo del platillo ÷ 0.28

En este caso: $45 ÷ 0.28 = $160.71

Ese debería ser el precio mínimo que te asegure rentabilidad.

3. Compara con tu competencia y ajusta si es necesario

Mira lo que cobran otros negocios similares, pero no te guíes solo por eso.

Si ofreces mejor calidad, servicio o presentación, puedes cobrar más.

La clave está en que el cliente sienta que vale lo que paga.

4. Revisa tus precios cada cierto tiempo

El costo de los insumos cambia seguido.

No dejes que eso te agarre desprevenido.

Haz ajustes cada 3 o 6 meses, según cómo se muevan tus costos.

En resumen:

Calcular bien tus precios es esencial para que tu restaurante funcione. No se trata solo de cubrir costos, sino de ganar lo justo por tu trabajo. Si aplicas esta fórmula y revisas tus números con frecuencia, vas a tener un negocio más estable y rentable.